MANDALA ETRUSCO
La celda, no el castigo:
eso me gusta. Canto
en ella: sola voz
yendo de verso a verso
como si fuesen guijas
que acumulo de a poco
hasta formar montañas
que sin más se diluyen.
Me duermo de repente
y amanezco a las horas
con el mismo horizonte:
leer, leer, leer,
y que vibre el instante.
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