BEDLAM
No hay centro. Desvariamos
como cizaña muerta
y la mente se ondula
entre gruñidos. Cachan
nuestros hábitos más
propios y la cornisa
que nos sofoca funge
de desdeñoso alfil.
Desvariamos, asimos
corderos como males
y una mano en la noche
nos tapa con periódicos.
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