viernes, 25 de noviembre de 2016

PASE AL ACTO


Te sentías culpable 
por todo. Cada gesto 
de disgusto te hundía, 
cada silencio. Mitos 
que alimentaste desde 
la más remota infancia: 
golpes. Y un corazón 
que nunca supo ser 
inmune a las mareas 
de la vida. Retablo 
cada salida, ahora: 
espadazos y turbios
gritos para decirles 
que basta, que te aturden. 

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