martes, 11 de abril de 2017

DOS TIEMPOS


No se ve, en estos versos, 
la mano que los traza, 
ni esta pieza, cobijo 
de mates y lecturas. 
No se sabe a qué hora 
los escribí, ni el modo 
en que callaba, ni 
qué música se oía. 
Palabras, nada más: 
una voz que te dice, 
en medio de la noche 
de dolor en que estamos, 
cosas de un indolente
que evita las costumbres 
de los que vociferan. 

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