LA CELDA
¿Que qué hacía? Leer
infatigablemente,
como poseso, libros
que albergaban dulzuras
y groserías. Un
atisbo de mensaje
le llegaba entrelíneas,
algo vago y poroso
que se desmigajaba,
derrotero inconcluso
y estéril. Los poemas
que lograba escribir
los guardaba en un cofre.
Todo ardió el otro lunes.
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