LAS BUENAS CONCIENCIAS
El enojo masculla
niñas contra el pedrusco
mientras la noche avanza
por sus cuatro jinetes.
Los perros de la historia
del corazón tendrán
sus bozales: fantoches
que nos prestidigitan.
El enojo ¡qué avaro
de zarpas del destino!
Pero un nudo en la voz
se afirma en el insomnio.
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